miércoles, 19 de agosto de 2009

EL INICIADO. NUEVO LIBRO DE GUILLERMO FERRARA




Lee el primer capítulo
GUILLERMO FERRARA

El Iniciado


Una emotiva búsqueda hacia el encuentro de uno mismo



Sinopsis

El Iniciado es un cuento que narra la emotiva historia de Simón, un joven de dieciocho años que aprende la ciencia del autoconocimiento dentro de una Escuela de Misterios en la Antigua Grecia.
Simón, junto a sus compañeros deben descubrir las diferencias entre el Yo verdadero, el alma o conciencia eterna y la personalidad con los impulsos del ego.
Los alumnos deberán hallar la respuesta a la pregunta que se han hecho todos los buscadores:
"¿Quien soy?"
De la mano de sus maestros, Nike, Olympia y Leandros, irá superando pruebas y aprendiendo conocimientos filosóficos y metafísicos que aportarán luz y comprensión a su existencia. Pero será cuando descubra el amor por la bella Elektra, una compañera de curso, el poder que lo llevará a resolver la pregunta que sus maestros le han encomendado.
En la Atenas antigua, revive la última Escuela de Conocimiento antes de la entrada de las religiones represoras. Rememora la búsqueda existencial de Simón, la misma que se han hecho El Principito, El Alquimista o El caballero de la armadura oxidada. Una historia llena de amor, filosofía, danza, teatro, rituales, competiciones deportivas, emociones, cuidado del cuerpo y conocimientos existenciales.



Prólogo

“Todos los otros dioses de este gran lugar, me concedieron el privilegio de que mi alma interior fuera hermosa, y que todas mis posesiones externas estuvieran en armonía con mi hombre interior, con mi ser”.

Platón


“La más bella emoción de la vida es la mística, aquel ajeno a esta emoción está muerto”.
Albert Einstein


“La naturaleza de Dios es un círculo cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia no está en parte alguna”
Empédocles


“Ser o no ser, esa es la cuestión”.
William Shakespeare


“Cuando améis no debéis decir ´Dios está en mi corazón´, sino más bien ´Estoy en el corazón de Dios.´ (…) Y si queréis a Dios, no os preocupéis por descifrar enigmas. Mirad, más bien, a vuestro alrededor y Le encontraréis jugando con vuestros hijos. Y abrid vuestros ojos al espacio y Le veréis caminando por las nubes, extendiendo sus brazos en el relámpago y descendiendo en la lluvia. Y Le veréis sonriendo en las flores y luego levantándose agitando las manos de los árboles”.
Khalil Gibrán



“Si se abriesen las puertas de la percepción, todo aparecería como es: infinito.”
William Blake


“…Si puedes hacer el amor totalmente, el ego desparecerá porque en el punto más alto, en el clímax del acto amoroso, eres pura energía. La mente no puede funcionar. Con tal gozo, con tal explosión de energía, la mente simplemente se para. Es tal el aumento de energía que la mente se siente perdida, y no sabe qué hacer. Si puedes entrar profundamente en el acto amoroso, el ego desaparece.”
Osho



INDICE

1. ¿Quién soy?
2. El miedo, la libertad y el presente
3. El destino personal
4. El fuego del entusiasmo
5. La estrella de los sueños
6. El poder de Afrodita
7. La espada de la victoria
8. La riqueza del silencio
9. El teatro de Dionisio
10.Yo, sin mi ego.




Capítulo 1

“Vuestro interior dejará que el eco de estas palabras retumbe
en todos los rincones de vuestra mente,
de vuestro corazón y de vuestra alma.
¿Quién eres?”



¿Quién soy?


Como era costumbre en Grecia Antigua, desde hacía miles de años, los padres enviaban a sus hijos a estudiar y perfeccionarse en diferentes artes a la Escuela de Conocimiento.
Aquel año en que los almendros y los nogales embellecían el paisaje con la promesa de buen fruto, compartiendo la fértil tierra helena junto a los olivos de la diosa Atenea, y bajo el sol cómplice de los que buscan su destino, el joven Simón entraba en su último año de formación. Eso tenía muy contentos a sus padres, Theo y Sofía quienes vivían en el campo y aguardaban que finalizara su educación.
En su primera incursión en los misterios de la vida, a sus diez y ocho años, el fuerte aunque sensible Simón, se sumergía en la sabiduría del conocimiento de sí mismo y de las artes que embellecían la existencia.
La Escuela de Conocimiento estaba emplazada en el medio de una alta colina, a las afueras de la bella, mítica y majestuosa ciudad de Atenas, donde un aura de encantamiento flotaba por doquier, llenaba de inspiración a los poetas y de valor a los guerreros.
Rodeada de verdes y altos pinos, flores multicolores, diferentes senderos y caminos surcados con piedras y árboles, era un sitio mágico. Allí la tradición griega desarrollaba el culto a las artes, el autoconocimiento, los valores y virtudes de la vida, el adiestramiento del cuerpo y la agilización de la mente, desde hacía ya muchas generaciones.
La joven Nike, era una de las instructoras encargada de llevar a los iniciados que estaban en su último año de aprendizaje a sus nuevas aulas y habitaciones. Nike le regaló su cristalina sonrisa cuando vino a buscar a Simón para llevarlo desde la sala común donde los años anteriores vivía junto con los demás alumnos, hacia una habitación individual, como era costumbre al último año de enseñanza.
Simón pudo ver en ella un hilo de luz en su mirada, una señal de amor y apertura.
Con los diez y ocho años recién cumplidos, Simón era un joven lleno de energía, con un cuerpo estilizado y musculoso por la práctica del deporte y el atletismo. Llevaba el cabello sobre los hombros de color avellana, igual que sus ojos, y caían divertidos rizos por toda su cabeza.
Nike era una mujer bella y alta, casi de un metro setenta,- unos diez centímetros menos que Simón. Ella rondaba los veintisiete años, llevaba una larga melena ondulada color almendra cayendo hasta el medio de su espalda. Era como una flor en su plenitud, emanaba belleza, encanto y una dulce fragancia de mujer llena de amor. Si se hubiese quedado inmóvil durante un tiempo cualquiera juraría que era la estatua de Afrodita.
Llevaba puesta una fina túnica blanca, de fino hilo y algodón con un delicado ribete azul turquesa con el símbolo del meandro griego, la representación de la eternidad. Colgaban de su cuello un par de collares, un anillo de plata en el índice de la mano izquierda y un bello brazalete plateado con una piedra turquesa incrustada.
Al llegar a la habitación, Nike le señaló a Simón el cuarto que le habían asignado.
-Esta será tu nueva habitación individual y ésta tu nueva vestimenta -dijo, refiriéndose a una túnica blanca, más corta de lo habitual para hacer deporte y otra más larga para usar durante las tardes de reflexión.
-¿Porqué hemos esperado seis años a que nos asignen una habitación individual? -preguntó Simón, refiriéndose a que los años anteriores todos estaban en una misma habitación colectiva con camas unas al lado de las otras.
Nike lo observó directamente a los ojos con ternura.
-Porque ahora ya estáis listos para descubrir vuestra individualidad. Este año haremos énfasis en el individuo y en el potencial que tiene cada uno de manera personal. No nos interesa que seáis copias sino auténticos, y ahora es cuando tenéis que ver que cada uno es especial e importante para desarrollar vuestro destino.
Una enigmática pero cálida sonrisa acompañaba a Nike permanentemente en su rostro.
Simón acomodó sus ropas y las pocas pertenencias que tenía y se acostó en el cuarto, era simple, sobrio, de color blanco y con una pequeña pintura de la isla de Thira, que luego sería llamada Santorini, colgado en la pared que tenía frente a él.
Por la amplia ventana entraban rayos de sol en aquella primera tarde de su último año de iniciación. Llegaba el fresco aroma de los pinos y las flores. Simón recordaba su aprendizaje, todo lo que había pasado en aquellos años. Su mente repasaba los días vividos y sintonizaba ahora con la nueva experiencia final. La posibilidad que una puerta interior se abriese dentro suyo, un espejo metafísico donde reflejar su verdadera esencia.
Simón era un joven valiente, fuerte y decidido, aunque un poco tímido; ya se sabía manejar solo y era un excelente alumno.
Aquella fue una tarde de recuerdos y de esperanza. Sentía un impulso interior de belleza, presentía que estaba en el momento adecuado y en el sitio correcto. Algunos de sus amigos iban a otras escuelas de conocimiento, ya que había más de una docena en toda Atenas. Aunque otros jóvenes no cumplían con la costumbre y se quedaban trabajando en el campo o en la ciudad.
Aquella enseñanza se remontaba a los tiempos anteriores a Aristóteles cuando instruía a Alejandro el Magno.
Simón se durmió temprano y no soñó. A la mañana siguiente fue sorprendido por el llamado de Nike cuando golpeó la puerta de su habitación.
En menos de diez minutos estaba preparado, con su nueva ropa puesta, completamente despierto, ya que normalmente acostumbraba despertarse antes que saliera el sol.
-¿Cómo has dormido? -preguntó Nike.
-Muy bien, gracias.
-Perfecto, es bueno estar descansado. Antes de desayunar irás con los demás alumnos a conocer a tu nuevo instructor.
Al llegar a un amplio templo con forma de cúpula, blanco como la nieve de las montañas, estaba rodeado de piedras y flores, una fuente de agua y algunos árboles. Cientos de jóvenes entraron a la cúpula que contrastaba con el azul del cielo sin nubes.
-Estamos en la Cúpula del Sol -dijo un hombre de unos cuarenta y cinco años, con barba y cabellos plateados, la voz potente y grave, elegante en su pulcra y blanca vestimenta y con dos brazaletes de plata uno en cada muñeca.
“Bienvenidos todos -continuó. Hoy es vuestro primer contacto con el año final de vuestra formación en el conocimiento. Será el año más intenso. Seréis instruidos en los misterios de la vida y llevaréis este perfume en vuestro corazón. Ante todo debéis recordar que es un juego, una partida donde debéis encontrar un camino que se irá abriendo frente a vuestro entendimiento y comprensión. Este año haremos énfasis en vuestra individualidad espiritual y en vuestro sello personal como artistas para saber qué queréis hacer en vuestra vida. Estáis frescos como flores nuevas, vuestra mente no se ha contaminado, por lo tanto llevaréis ventaja”.
Todos los jóvenes escuchaban atentamente, sentados sobre el suelo de mármol.
-Mi nombre es Leandros -dijo el atlético hombre de barba y cabellos plateados, seré uno de vuestros instructores. Somos un equipo nuevo junto a otros instructores -dijo señalando a varias personas en derredor del templo. Todos podéis hacernos preguntas cuando tengáis dudas, aunque sólo tendréis que hallar una sola respuesta importante. Es la respuesta a la pregunta que desde el comienzo de la humanidad casi todos los hombres y mujeres de inteligencia metafísica y búsqueda espiritual se han hecho.
El ambiente del lugar se colmaba de expectación y las palabras del instructor retumbaban en las paredes abovedadas.
“La primera lección para potenciar vuestra individualidad es dejar que esta pregunta retumbe todos vuestros días de aprendizaje aquí, en toda vuestra enseñanza y en vuestra vida completa. Dejaréis que esta pregunta os llene de inquietud, motivación y estímulo. Será un resorte para impulsar vuestra conciencia hacia el descubrimiento del mayor secreto de la vida humana. La pregunta que todas las civilizaciones se han hecho, lo que ha motivado el nacimiento de creencias y teorías, lo que ha dado el origen a la filosofía y la búsqueda de la perfección”.
Los jóvenes crecían en intensidad al escucharlo. Nadie se movía siquiera, los demás instructores alrededor de los alumnos parecían estatuas vivientes.
Y Leandros añadió con voz serena:
-La pregunta que tienen que llevar en su interior como si se tratase de una piedra preciosa, de un valioso cofre, de un elixir de eternidad, es… ¿quién soy?
El silencio inundó la sala.
Luego de unos segundos, añadió:
“Vuestro interior dejará que el eco de estas palabras retumbe en todos los rincones de vuestra mente, de vuestro corazón y de vuestra alma. ¿Quién eres?”
Algunos jóvenes inmutables e inmóviles se quedaron pensativos como si quisieran responder rápidamente su propio nombre como respuesta.
Simón cerró los ojos. Dejó que aquella pregunta se sembrara como una semilla espiritual en las tierras de su intimidad.
-Luego de esta breve presentación irán a dar un paseo en completa libertad -dijo Leandros. Disfruten del entorno y la belleza. Es probable que alguno de los instructores como yo, al encontrarse en su camino puedan hablar con vosotros y comenzar a instruirlos. Luego de cada instrucción cada uno escribirá en su cuaderno de aprendizaje lo que de verdad ha sacado como lección de descubrimiento del auténtico Yo, vuestra auténtica alma. Y también lo que el ego o la máscara irreal os muestra como lo que no hay que hacer. Para descubrir quién es cada uno tendréis que descubrir al auténtico yo personal y dejar que el ego se desvanezca”.
Y como si fuese el mismísimo Zeus dijo:
“No se puede empujar a la sombra para que salga de una habitación, se debe dejar que entre la luz. De la misma forma, cuando la luz del Yo se enciende, la sombra del ego desaparece”.
Dicho esto también les comentó que los horarios de comida y demás indicaciones estarían en la tabla de actividades.
-Ahora marchad a disfrutar de los jardines y de la naturaleza.

martes, 10 de marzo de 2009